Sonríe siempre aunque tu sonrisa sea triste, porque más triste que una sonrisa triste, es la tristeza de no saber sonreír.
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Sonríe siempre aunque tu sonrisa sea triste, porque más triste que una sonrisa triste, es la tristeza de no saber sonreír.
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De mis disparates de juventud, lo que me da más pena, no es haberlos cometido, si no, no poder volver a cometerlos.
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