
Existe un lugar mágico donde todo es posible,
ese lugar está oculto por los senderos de la mente,.
Cuando somos niños, ese sendero es un camino ancho
y nos resulta fácil llegar a él.
Pero al crecer lo vamos obstruyendo
con la mala hierba de tantas cosas que aprendemos
y muchas que no necesitamos…
perdemos la magia y mucho más que eso.
Nos cuesta creer y nos cuesta hallar las soluciones a las cosas.
Si tan solo paseáramos por el campo de ése lugar,
encontramos que hemos olvidado el sendero
y la única forma de recordarlo es desapareciendo muchas cosas
y recordando otras que yacen en el olvido
del niño que un día fuimos.