A veces, nos desesperamos porque las cosas
no suceden como queremos ni cuando queremos...
Si pintas una pared,
debes dejar que la primera capa de pintura
se seque para luego aplicar la segunda... Del mismo modo,
debemos ser pacientes para que las cosas sucedan
cuando deben suceder, y estemos preparados para ello.
Así sucede cuando manejas un coche;
la perspectiva no es la misma para tí que para aquél
que está tratando de ayudarte a estacionar.
Te da indicaciones desde afuera,
y hasta puede desesperarse,
porque su perspectiva es distinta.
Deja que, con un panorama claro
y total de tus circunstancias,
Dios dirija tus pasos...
Recuerda que, antes de darte lo que quieres...,
Dios te da lo que necesitas...
Aunque aún no te hayas dado cuenta
de tu necesidad real.