sábado, 30 de mayo de 2009
jueves, 28 de mayo de 2009
Escrito con tinta verde
La tinta verde crea jardines, selvas, prados,
follajes donde cantan las letras,
palabras que son árboles,
frases que son verdes constelaciones.
Deja que mis palabras, oh blanca, desciendan y te cubran
como una lluvia de hojas a un campo de nieve,
como la yedra a la estatua,
como la tinta a esta página.
Brazos, cintura, cuello, senos,
la frente pura como el mar,
la nuca de bosque en otoño,
los dientes que muerden una brizna de yerba.
Tu cuerpo se constela de signos verdes
como el cuerpo del árbol de renuevos.
No te importe tanta pequeña cicatriz luminosa:
mira al cielo y su verde tatuaje de estrellas.
Octavio Paz
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araceli
Alma desnuda
Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.
Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.
Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.
Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.
Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.
Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.
Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.
Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.
Alma que ha de morir de una fragancia
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.
Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega.
Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.
Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.
Alfonsina Storni
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araceli
sábado, 23 de mayo de 2009
La corbata
Un hombre avanza desesperado por el desierto. Acaba de beber la última gota de agua de su cantimplora. El sol sobre su cabeza y los buitres que lo rondan anuncian un final inminente.
- "¡Agua!", grita. "¡Agua!¡Un poco de agua!"
Desde la derecha ve venir a un beduino en un camello que se dirige hacia él.
- "¡Gracias a Dios!", dice. "¡Agua por favor... agua!"
- "No puedo darte agua", le dice el beduino. "Soy un mercader y el agua es necesaria para viajar por el desierto."
- "Véndeme agua", le ruega el hombre. "Te pagaré..."
- "Imposible “efendi”. No vendo agua, vendo corbatas."
- "¿¿¿Corbatas???"
- "Sí, mira qué maravillosas corbatas... Estas son italianas y están de oferta, tres por diez dólares... Y estas otras, de seda de la India, son para toda la vida... Y éstas de aquí..."
- "No... No... No quiero corbatas, quiero agua... ¡Fuera! ¡Fueraaaaa!"
El mercader sigue su camino y el sediento explorador avanza sin rumbo fijo por el desierto.
Al escalar una duna, ve venir desde la izquierda otro mercader. Entonces corre hacia él y le dice:
- "Véndeme un poco de agua, por favor..."
- "Agua no", le contesta el mercader. "Pero tengo para ofrecerte las mejores corbatas de Arabia..."
- "¡¡¡Corbatas!!! ¡No quiero corbatas! ¡Quiero agua!", grita el hombre desesperado.
- "Tenemos una promoción", insiste el otro. "Si compras diez corbatas, te llevas una sin cargo."
- "¡¡¡No quiero corbatas!!!"
- "Se pueden pagar en tres cuotas sin intereses y con tarjeta de crédito. ¿Tienes tarjeta de crédito?"
Gritando enfurecido, el sediento sigue su camino hacia ningún lugar.
Unas horas más tarde, ya arrastrándose, el viajero escala una altísima duna y desde allí otea el horizonte.
No puede creer lo que ven sus ojos. Adelante, a unos mil metros, ve claramente un oasis. Unas palmeras y un verdor increíble rodean el azul reflejo del agua. El hombre corre hacia el lugar temiendo que sea un espejismo. Pero no, el oasis es verdadero.
El lugar está cuidado y protegido por un cerco que cuenta con un solo acceso custodiado por un guardia.
- "Por favor, déjeme pasar. Necesito agua... agua. Por favor."
- "Imposible, señor. Está prohibido entrar sin corbata."
Jorge Bucay
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araceli
martes, 19 de mayo de 2009
Compartir nuestra luz
Hu-Song, filosofo de Oriente, contó a sus discípulos la siguiente historia:
- "Varios hombres habían quedado encerrados por error en una oscura caverna donde no podían ver casi nada. Pasó algún tiempo, y uno de ellos logró encender una pequeña tea. Pero la luz que daba era tan escasa que aún así no se podía ver nada. Al hombre, sin embargo, se le ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de los demás prendieran su propia tea y así, compartiendo la llama con todos, la caverna se iluminó".
Uno de los discípulos pregunto a Hu-Song:
- "¿Qué nos enseña, maestro, este relato?"
Y Hu-Song contestó:
- "Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo. Y también nos dice que el compartir nuestra luz no la desvanece, sino que por el contrario, la hace crecer."
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araceli
Azul de tierra en tí
Parece mar, el cielo
donde me he recostado a soñarte?
Si vieras mi mirada,
como un ave, cazando horizontes y estrellas.
El universo es mío desde que tú te hiciste
techo de mariposas para mi corazón.
Es tan azul el aire cuando mueves tus alas,
que el vuelo nace eterno en repetida ola sin cansancio.
No sé si en ola o nube abrirme la ternura
para rodarme al sueño donde duermes.
Es tan callado el viento,
que he podido lograrte entre los ecos.
Soy toda claridad para estrecharte?
Te he visto con los ojos vivos
como los ojos abiertos de los bosques,
figurándome en risas y quebradas nadando hasta el océano.
Te he recogido en huellas de canciones marinas
donde una vez dejaste corazones de agua enamorados.
Te he sacado del tiempo?
¡Cómo te he levantado en un lirio de luz
que floreció mi mano al recordarte !
¿Por qué me corre el mar ?
Tú eres vivo universo contestándome?
Julia de Burgos
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araceli
lunes, 18 de mayo de 2009
Homenaje Mario Benedetti
Soledades
Ellos tienen razón
esa felicidad
al menos con mayúscula
no existe
ah pero si existiera con minúscula
seria semejante a nuestra breve
presoledad.
Después de la alegría viene la soledad
después de la plenitud viene la soledad
después del amor viene la soledad.
Ya se que es una pobre deformación
pero lo cierto es que en ese durable minuto
uno se siente
solo en el mundo.
Sin asideros
sin pretextos
sin abrazos
sin rencores
sin las cosas que unen o separan
y en es sola manera de estar solo
ni siquiera uno se apiada de uno mismo.
Los datos objetivos son como sigue.
Hay diez centímetros de silencio
entre tus manos y mis manos
una frontera de palabras no dichas
entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
entre tus ojos y mis ojos
claro que la soledad no viene sola.
Si se mira por sobre el hombro mustio
de nuestras soledades
se vera un largo y compacto imposible
un sencillo respeto por terceros o cuartos
ese percance de ser buena gente.
Después de la alegría
después de la plenitud
después del amor
viene la soledad.
Conforme
pero
que vendrá después
de la soledad.
A veces no me siento
tan solo
si imagino
mejor dicho si se
que mas allá de mi soledad
y de la tuya
otra vez estas vos
aunque sea preguntándote a solas
que vendrá después
de la soledad.
Mario Benedetti
"Después de todo
la muerte
es sólo un síntoma
de que hubo vida"
Descanse en paz,
Benedetti,
la esencia de la poesía.
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RADIO TUTUS
jueves, 14 de mayo de 2009
La vida es muy corta, y cada momento tiene su valor, pero nos pasamos días enteros durmiendo y años completos soñando.
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meiga
Las huellas Doradas
Martín había vivido gran parte de su vida con intensidad y gozo. De alguna manera su intuición lo había guiado cuando su inteligencia fallaba en mostrarle el mejor camino.
Casi todo el tiempo se sentía en paz y feliz, ensombrecía su ánimo, algunas veces, esa sensación de estar demasiado en función de sí mismo. Él había aprendido a hacerse cargo de sí y se amaba suficientemente como para intentar procurarse las mejores cosas. Sabía que hacía todo lo posible para cuidarse de no dañar a los demás, especialmente a aquellos de sus afectos. Quizás por eso le dolían tanto los señalamientos injustos, la envidia de los otros o las acusaciones de egoísta que recogía demasiado frecuentemente de boca de extraños y conocidos.
¿Alcanzaba para darle significado a su vida la búsqueda de su propio placer?
¿Soportaba él mismo definirse como un hedonista centrando su existencia en su satisfacción individual?
¿Cómo armonizar estos sentimientos de goce personal con sus concepciones éticas, con sus creencias religiosas, con todo lo que había aprendido de sus mayores?
¿Qué sentido tenía una vida que sólo se significaba a sí misma?
Ese día, más que otros, esos pensamientos lo abrumaron.
Quizás debía irse. Partir. Dejar lo que tenía en manos de los otros. Repartir lo cosechado y dejarlo de legado para aunque sea en ausencia ser en los demás un buen recuerdo.
En otro país, en otro pueblo, en otro lugar, con otra gente, podría empezar de nuevo. Una vida diferente, una vida de servicio a los demás, una vida solidaria.
Debía tomarse el tiempo de reflexionar sobre su presente y sobre su futuro Martín puso unas pocas cosas en su mochila y partió en dirección al monte. Le habían contado del silencio de la cima y de cómo la vista del valle fértil ayudaba a poner en orden los pensamientos de quien hasta allí llegaba.
En el punto mas alto del monte giró para mirar su ciudad quizás por última vez.
Atardecía y el poblado se veía hermoso desde allí. ¡Por un peso te alquilo el catalejo.!
Era la voz de un viejo que apareció desde la nada con un pequeño telescopio plegable entre sus manos y que ahora le ofrecía con una mano mientras con la otra tendida hacia arriba reclamaba su moneda.
Martín encontró en su bolsillo la moneda buscada y se la alcanzó al viejo que desplegó el catalejos y se lo alcanzó.
Después de un rato de mirar consiguió ubicar su barrio, la plaza y hasta la escuela frente a ella. Algo le llamó la atención. Un punto dorado brillaba intensamente en el patio del antiguo edificio.
Martín separo sus ojos del lente, parpadeó algunas veces y volvió a mirar. El punto dorado seguía allí.
Qué raro - exclamó Martín sin darse cuenta de que hablaba en voz alta.
¿Qué es lo raro?, preguntó el viejo
El punto brillante, dijo Martín, ahí en el patio de la escuela, siguió, alcanzándole al viejo el telescopio para que viera lo que él veía. Son huellas, dijo el anciano.
¿Qué huellas?, preguntó Martín.
Te acuerdas de aquel día… debías tener siete años; tu amigo de la infancia, Javier, lloraba desconsolado en ese patio de la escuela. Su madre le había dado unas monedas para comprar un lápiz para el primer día de clases. Él había perdido el dinero y lloraba a mares, contestó el viejo. Y después de una pausa siguió, ¿Te acuerdas lo que hiciste?. Tenías un lápiz nuevo que estrenarías ese día. Te arrimaste al portón de entrada y cortaste el lápiz en dos partes iguales, sacaste punta a la mitad cortada y le diste el nuevo lápiz a Javier.
¿No me acordaba, dijo Martín, Pero eso ¿qué tiene que ver con el punto brillante? Javier nunca olvidó ese gesto y ese recuerdo se volvió importante en su vida. ¿Y?
Hay acciones en la vida de uno que dejan huellas en la vida de otros, explicó el viejo, las acciones que contribuyen al desarrollo de los demás quedan marcadas como huellas doradas…
Volvió a mirar por el telescopio y vio otro punto brillante en la vereda a la salida del colegio.
Ese es el día que saliste a defender a Pancho, ¿te acuerdas?. Volviste a casa con un ojo morado y un bolsillo arrancado. Martín miraba la ciudad.
Ese que está ahí en el centro, siguió el viejo, es el trabajo que le conseguiste a Don Pedro cuando lo despidieron de la fábrica... y el otro, el de la derecha, es la huella de aquella vez que juntaste el dinero que hacía falta para la operación del hijo de Ramírez... las huellas esas que salen a la izquierda son de cuando volviste del viaje porque la madre de tu amigo Juan había muerto y quisiste estar con él.
Martín apartó la vista del telescopio y sin necesidad de él empezó a ver cómo, miles de puntos dorados aparecían desparramados por toda la ciudad. Al terminar de ocultarse el sol, el pueblo parecía iluminado por sus huellas doradas.
Jorge Bucay
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araceli
martes, 12 de mayo de 2009
Que eternos sean los momentos en que compartes con amigos,
Que eternas sean las miradas de alguien que te gusta,
Que eternas sean tus palabras cuando tienen el don de sostener,
Que eternos sean los amigos, que te acompañarán siempre
Que eternas sean las luces que iluminen tu vida y te permitan llegar
Que eterna sea tu vida en aquellos que más quieres,
Que eterna sea tu sonrisa, que ilumina el lugar dónde te encuentras
Que eterno sea tu amor cuando encuentras a aquel que es el indicado.
Que nada se convierta en efímero, porque lo efímero tiene corta vida.
Que no sea efímero el momento en el que dices gracias ante un favor recibido.
Que no sea efímera tu mirada, cuando alguien busca tu paz y tu corazón.
Que no sea efímero tu "te amo" cuando se lo dices a otra persona,
Que no sean efímeras tus promesas, porque siempre hay alguien que está esperando que cumplas
Que no sean efímeras tus palabras, que no se conviertan en amigas del viento, que las lleva lejos...
Que no sea efímero el momento que compartes con tus amigos, porque de ellos siempre tendrás las palabras que necesitas y los momentos que más te satisfacerán.
Que tu vida sea eterna en aquellos que te aman y que nunca sea efímera, para pasar sin pena ni gloria por este lugar...
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araceli
lunes, 11 de mayo de 2009
Y Dios me hizo mujer
Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
Gioconda Belli
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sábado, 9 de mayo de 2009
martes, 5 de mayo de 2009
Un niño negro contemplaba extasiado al vendedor de globos en la feria del pueblo. El pueblo era pequeño y el vendedor había llegado pocos días atrás, por lo tanto no era una persona conocida. En pocos días la gente se dio cuenta de que era un excelente vendedor ya que usaba una técnica muy singular que lograba captar la atención de niños y grandes. En un momento soltó un globo rojo y toda la gente, especialmente los pequeños clientes, miraron como el globo remontaba vuelo hacia el cielo.
Luego soltó un globo azul, después uno verde, después uno amarillo, uno blanco...
Todos ellos remontaron vuelo al igual que el globo rojo...
El niño negro, sin embargo, miraba fijamente sin desviar su atención, un globo negro que aún sostenía el vendedor en su mano.
Finalmente decidió acercarse y le preguntó al vendedor: Señor, si soltara usted el globo negro, ¿Subiría tan alto como los demás?
El vendedor sonrió comprensivamente al niño, soltó el cordel con que tenía sujeto el globo negro y, mientras éste se elevaba hacia lo alto, dijo: No es el color lo que hace subir, hijo. Es lo que hay adentro.
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araceli
Dime por favor donde estás,
en que rincón puedo no verte,
donde puedo dormir sin recordarte,
y donde recordar sin que me duela.
Dime por favor donde puedo caminar
sin ver tus huellas,
donde puedo correr sin recordarte,
y donde descansar con mi tristeza.
Dime por favor cual es el cielo
que no tiene el calor de tú mirada,
y cual es el sol que tiene luz tan sólo,
y no la sensación de que me llamas.
Dime por favor cual es el rincón
en el que no dejaste tú presencia.
Dime por favor cual es el hueco de mi almohada,
que no tiene escondidos tus recuerdos.
Dime por favor cual es la noche
en que no vendrás para velar mis sueños.....
Que no puedo vivir porque te extraño,
y no puedo morir, porque te quiero.
Jorge Luis Borges
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domingo, 3 de mayo de 2009
Ser madre
Madre
es una mujer que entrelazó sus
manos con las de un hombre para
formar entre ambos una cuna.
Madre
es una mujer que, si es ignorante,
descubre los secretos de la vida
con mas acierto que un sabio, y si
es instruída, se acomoda como nadie
a la simplicidad de un niño.
Madre
es una mujer que, siendo vigorosa,
se estremece con el vagido de un bebé
y siendo débil, sabe revestirse a veces
con la bravura de un león.
Madre
es una mujer que tal vez enseña al hijo
pocas cosas, pero aquellas que le
enseña son las que marcan el sentido
de cuanto después aprende.
Madre
es una mujer, con un poder tan grande
que sólo ella, ella solamente, es
capaz de borrar de este planeta esa
triste figura que a todos impresiona
y que se llama "huérfano".
Madre
es una mujer con un destino y una vocación
tan ineludible que hasta el mismo Dios
quiso sentir la cálida emoción de tener
una madre.
-Autor Desconocido-
!! FELIZ DÍA PARA TODAS LAS MADRES DEL MUNDO !!
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RADIO TUTUS
viernes, 1 de mayo de 2009
El pasado quedó atrás,
el futuro aún no ha llegado,
el presente se nos escapa;
las cosas cambian continuamente, sin ningún fundamento firme;
tantos nombres y palabras confusamente creados por sí mismos,
¿cuál es la utilidad de la vida, que transcurre inútilmente día a día?
No retengas tus viejas ideas; no persigas tus nuevas fantasías;
sincera e incondicionalmente, indaga y reflexiona en tu interior;
indagar y reflexionar, reflexionar e indagar,
hasta que llega el momento en ya no son posibles más indagaciones;
ése es el momento en que podrás comprender
que durante todo tu pasado has estado en el error.
Autor: Ryokan (maestro zen)
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araceli
Dicen del silencio que es sórdido y muerto , que solo puede limpiarlo el fuerte soplo del viento .
Dicen del silencio que es melancólico y lento , que solo calma su melancolía la luz que aparece mas allá del tiempo .
Dicen del silencio que es una caricia que armoniza tu mente con tu corazón que calma tu alma mas allá de la razón .
Dicen del silencio tantas cosas … y en todas tienen razón, todo depende del momento , depende de tu corazón.
El silencio pude ser eterno o una dulce canción.
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