
Déjame acariciar tu belleza de durazno desde principios de verano hasta el final de primavera, sin prisas, con deseo, sin sombras de maldad ni matices de lujuria, a ritmo de vals caminaran mis dedos por tus sombras, por tus brillos y descansaran sobre tu atardecer
Solo déjame crecer y caminaré los senderos que el tiempo me ha robado, abarcaré las risas que encontramos cuando eramos ángeles en otro mundo y jugábamos a ser dioses moviendo estrellas para dibujar sonrisas, déjame tocar tu existencia y saber que aun existo...
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