La primera era un lago muy tranquilo. Era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre éstas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos los que miraron la pintura pensaron que ésta reflejaba la paz perfecta.
La segunda pintura también tenía montañas, pero éstas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual brotaba un impetuoso aguacero que descargaba rayos y truenos. Montaña abajo, aparecía el retumbar de un espumoso torrente de agua. Todo esto no se revelaba para nada pacífico.
Pero cuando el Rey observó cuidadosamente, vio tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Y allí, en el rugir de la violenta caída de agua, en medio de aquel nido, estaba sentado plácidamente un pajarito... Paz perfecta.
El Rey escogió la segunda. Y cuando sus súbditos le preguntaron acerca de su decisión, les desveló el porqué:
-Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro ni dolor. Paz significa que a pesar de todas estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Creo que este es el verdadero significado de la paz. Cuando encontremos la paz en nuestro interior, tendremos equilibrio en la vida.
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