Es mejor que te
odien por quien eres a que te amen por quien no eres.
lunes, 8 de septiembre de 2008
Reflexiones Sobre El Amor y La Amistad
Si necesitas alguien para ser feliz, eso no es amor.
Si tienes celos, inseguridad y haces cualquier cosa para mantener a alguien a tu lado, aún sabiendo que no eres amado, y dices que crees en esa persona, pero no en los otros, que te parecen rivales, eso no es amor.
Si crees que tu vida queda vacía sin esa persona; no consigues imaginarte solo y mantienes una relación que se acabó sólo porque no tienes vida propia, eso no es amor.
Si piensas que el ser amado te pertenece; te sientes dueño y señor de su vida y de su cuerpo; no le das la oportunidad de expresarse, de decidirse, sólo para afirmar tu dominio, eso no es amor.
Si discuten por cualquier motivo; se mueren de celos uno del otro; ni siempre hacen los mismos planes; les falta acuerdo en diversas situaciones; no les gusta hacer las mismas cosas o ir a los mismos lugares, pero hay un deseo de estar íntimamente juntos, eso no es amor.
Si tu corazón late más fuerte; el sudor se pone intenso, tu temperatura sube y baja vertiginosamente, sólo en pensar en la otra persona, eso no es amor.
Ahora, que ya sabes lo que no es amor, es más fácil analizar, lo que pasa contigo y procurar resolver la situación o programarse para atraer a alguien por quien sientas afecto y deseo; y que este alguien también sienta lo mismo por tí, para que puedan construir una relación equilibrada, en donde haya elverdadero y eterno
El Tren de la Vida
Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos con algunas personas las cuales creemos que siempre estarán con nosotros en este viaje: nuestros padres.
Llegan nuestros hermanos, nuestros amigos y nuestros maravillosos amores. De las personas que toman este tren, habrá los que lo hagan como un simple paseo, otros que encontrarán solamente tristeza en el viaje, y habrá otros que circulando por el tren, estarán siempre listos en ayudar a quien lo necesite.
Muchos al bajar, dejan una añoranza permanente; otros pasan tan desapercibidos que ni siquiera nos damos cuenta que desocuparon el asiento.
Es curioso constatar que algunos pasajeros, quienes nos son tan queridos se acomodan en vagones distintos al nuestro. Por lo tanto, se nos obliga hacer el trayecto separados de ellos. Desde luego, no se nos impide que durante el viaje, recorramos con dificultad nuestro vagón y lleguemos a ellos, pero lamentablemente, ya no podremos sentarnos a su lado pues habrá otra persona ocupando el asiento.
No importa, el viaje se hace de este modo; lleno de desafíos, sueños, fantasías, esperas y despedidas... pero jamás regresos.
Entonces, hagamos este viaje de la mejor manera posible. Tratemos de relacionarnos bien con todos los pasajeros, buscando en cada uno, lo que tengan de mejor.
Recordemos siempre que en algún momento del trayecto, ellos podrán titubear y probablemente precisaremos entenderlos ya que nosotros también muchas veces titubearemos, y habrá alguien que nos comprenda.
El gran misterio, al fin, es que no sabremos jamás en qué estación bajaremos, mucho menos donde bajarán nuestros compañeros, ni siquiera el que está sentado en el asiento de al lado.
Me quedo pensando si cuando baje del tren, sentiré nostalgia.
Creo que sí. Separarme de algunos amigos de los que me hice en el viaje será dolorido. Dejar a que mis hijos sigan solos, será muy triste. Pero me afierro a la esperanza de que, en algún momento, llegaré a la estación principal y tendré la gran emoción de verlos llegar con un equipaje que no tenían cuando embarcaron.
Lo que me hará feliz, será pensar que colaboré con que el equipaje creciera y se hiciera valiosa.
Hagamos con que nuestra estadía en este tren sea tranquila, que haya valido la pena. Hagamos tanto, para que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío, deje añoranza y lindos recuerdos a los que en el viaje permanezcan.
El problema
“ Cuentan que cierto día en un monasterio Zen-Budista, los monjes se encontraron con la muerte de uno de sus guardianes y fue preciso encontrar un substituto.
El Gran Maestro convocó a todos los discípulos para determinar quién sería el nuevo centinela. El Maestro, con mucha tranquilidad y calma, dijo:
- Asumirá el puesto el primer monje que resuelva el problema que voy a presentar.
Entonces, colocó una preciosa mesita de finas maderas en el centro de la enorme sala en que estaban reunidos, y encima de ésta colocó un jarrón de porcelana con un diseño de exquisito gusto y refinamiento, con varias rosas amarillas de extraordinaria belleza en él. Y dijo así:
- ¡Aquí está el problema! –señalando directamente al precioso jarrón.
Todos quedaron asombrados mirando aquella escena: un jarrón de extremo valor y belleza, con maravillosas flores en su interior.
¿Qué representaría? ¿Qué hacer? ¿Cuál era el enigma encerrado detrás de todo esto? ¿Dónde estaba el problema?
En ese instante, uno de los discípulos sacó una espada, miró al Gran Maestro y a todos sus compañeros, se dirigió al centro de la sala y... ¡zas! Blandiendo la espada, destruyó todo de un solo golpe.
La escena fue impresionante.
Tan pronto el discípulo retornó a su lugar, el Gran Maestro dijo con voz contundente:
- Usted será el nuevo Guardián del monasterio.
Moraleja de la historia:
No importa cuál sea el problema. Ni que sea algo bellísimo. Si ves un problema, precisa ser eliminado. Un problema es un problema, y como tal, es un imperativo categórico eliminarlo.
No importa que se trate de una mujer sensacional y atractiva, o de un hombre maravilloso y seductor, o de un gran amor que se acabó.
Por muy hermoso que sea o haya sido, si ya no existe más sentido para él en tu vida, tiene que ser suprimido.
Muchas personas cargan en su vida entera el peso de cosas que fueron importantes en el pasado y que hoy solamente ocupan un espacio inútil en sus corazones y mentes.
Espacio que es indispensable para re-crear la vida.
Existe un proverbio chino que dice: “Para tú poder beber vino en una copa que se encuentra llena de ti, es necesario primero tirar el ti, y entonces poder servir y beber el vino”.
Limpia tu vida. Comienza con cajones y armarios, hasta llegar a las personas del pasado que no dan más sentido eatu vida y que están ocupando un espacio en tu corazón.
Un espacio indispensable para ser ocupado por tu alegría de vivir.
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